La administración puede verse
también como un proceso. Según Fayol, dicho proceso está compuesto por
funciones básicas: planificación, organización, dirección, coordinación,
control.
Planificación: Procedimiento para establecer objetivos y un
curso de acción adecuado para lograrlos.
Organización: Proceso para comprometer a dos o más personas
que trabajan juntas de manera estructurada, con el propósito de alcanzar una
meta o una serie de metas específicas.
Dirección: Función que consiste en dirigir e influir en
las actividades de los miembros de un grupo o una organización entera, con
respecto a una tarea. A partir de la dirección, los administradores ayudan a
las personas a ver que pueden satisfacer sus propias necesidades y utilizar su
potencial al contribuir a las metas de una empresa.
Coordinación: Integración de las actividades de partes
independientes de una organización con el objetivo de alcanzar las metas
seleccionadas.
Control: Proceso para asegurar que las actividades
reales se ajusten a las planificadas.
El
proceso se da al mismo tiempo. Es decir, el administrador realiza estas
funciones simultáneamente.
Las
funciones o procesos detallados no son independientes, sino que están
totalmente interrelacionados. Cuando una organización elabora un plan, debe
ordenar su estructura para hacer posible la ejecución del mismo. Luego de la
ejecución (o tal vez en forma simultánea) se controla que la realidad de la
empresa no se aleje de la planificación, o en caso de hacerlo se busca
comprender las causas de dicho alejamiento. Finalmente, del control realizado
puede surgir una corrección en la planificación, lo que realimenta el proceso.
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