Administración científica es el nombre que recibió debido al intento de
aplicar los métodos de la ciencia a los problemas de la administración para
lograra una gran eficiencia industrial. Los principales métodos científicos
aplicables a los problemas de la administración son la observación y la
medición. La teoría de la administración científica surgió en parte por la
necesidad de elevar la productividad. A mediados del siglo XX, en Estados
Unidos en especial , había poca oferta de mano de obra. La única manera de
elevar la productividad era elevando la eficiencia de los trabajadores. Así fue
como Frederick W. Taylor, Henry L. Gantt y Frank y William Gilbreth inventaron
el conjunto de principios que se conocen como la teoría de la administración
científica.
Frederick Winslow Taylor (1856 – 1915)
F
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Rederick Winslow Taylor renunció a la universidad y comenzó a trabajar
como aprendiz de modelador y maquinista en 1875. Con esta última categoría
ingresó, en 1878, a la Midvale Steel Company, de Filadelfia, y ascendió hasta
el puesto de ingeniero en jefe después de obtener un grado de ingeniería
asistiendo a clases nocturnas. Inventó herramientas de lata velocidad para
cortar acero y la mayor parte de su vida se desempeño como ingeniero consultor.
Por lo general se reconoce a Taylor como “el padre de la administración
científica”. Probablemente ninguna otra persona ha tenido una repercusión mayor
sobre el desarrollo inicial de la administración. Sus experiencias como
aprendiz, como obrero común, capataz, maestro mecánico y luego ingeniero en
jefe de una compañía aserrera, le dieron
una amplia oportunidad para conocer de primera mano los problemas y las
actitudes de los trabajadores y observar las grandes posibilidades para mejorar
la calidad de la administración.
La famosa obra de Taylor titulada Principles of Scientific Management se
publico en 1911. sin embargo, una de las mejores exposiciones de su filosofía
de la admistración se encuentra en su testimonio ante un comité de la Cámara de
Representantes de los estados Unidos; se le obligo a defender sus ideas ante un
grupo de congresistas, la mayoría de ellos hostiles debido a que creían, junto
con los líderes de los trabajadores, que las ideas de Taylor conducirían a un
exceso de trabajo y al despido de trabajadores.
Taylor
fundamento su filosofía en cuatro principios básicos. Se observará que
estos preceptos no se encuentran muy alejados de las creencias fundamentales
del moderno administrador. Es cierto que algunas de las técnicas de Taylor y
sus colegas y seguidores se desarrollaron con el fin de poner en práctica su
filosofía y principios que tienen ciertos aspectos mecanicistas.
1.
Principio de planeación: sustituir el
criterio individual de obrero, la improvisación y la actuación empírica en el
trabajo por métodos basados en procedimientos científicos. Cambiar la
improvisación por la ciencia mediante la planeación del método.
2.
Principio de preparación: seleccionar
científicamente los trabajadores de acuerdo con sus aptitudes; prepararlos y
entrenarlos para que produzcan más y mejor, de acuerdo con el método planeado.
Además de la preparación de la fuerza laboral. Se debe preparar también las
máquinas y los equipos de producción, así como la distribución física y la
disposición racional de las herramientas y los materiales.
3.
Principio de control: controlar el trabajo
para certificar que se ejecute de acuerdo con las normas establecidas y según
el plan previsto. La gerencia tiene que cooperar con los trabajadores para que
la ejecución sea la mejor posible.
4.
Principio de ejecución: distribuir de manera
distinta las funciones y las responsabilidades para que la ejecución del
trabajo sea más disciplinada.
Taylor sostenía que el éxito de estos
principios requería una “revolución total de la mentalidad” de los obreros y
patrones. En lugar de pelearse por las utilidades, las dos partes debería poner
su empreño en elevar la producción y, en su opinión, al hacerlo, las utilidades
aumentarían a tal grado que los obreros y los patrones ya no tendrían que
pelearse por ellas. En pocas palabras, Taylor pensaba que tanto obreros como
patrones tenían el mismo interés en elevar la productividad.
Taylor
fundamentó su sistema de administración en estudios de tiempo de la línea de
producción. En lugar de partir de métodos laborales tradicionales, analizó y
tomó el tiempo de los movimientos de trabajadores siderúrgicos que realizan una
serie de trabajos. A partir de este mismo estudio, separó cada uno de estos
trabajos en sus componentes y diseñó los métodos más adecuados y rápidos para
ejecutar cada componente. De esta manera, estableció la cantidad de trabajo que
deberían realizar los trabajadores con el equipo y los materiales que tenían.
Asimismo, sugirió a los patrones que le pagaran a los trabajadores más
productivos una cantidad superior a la de los demás, usando una tasa
“científicamente correcta”, con lo que beneficiarían tanto a la empresa como al
trabajador.
Así, se fomentaría que los
trabajadores superaran los parámetros de sus resultados anteriores, con miras a
obtener un mejor sueldo. Taylor llamó a su plan el sistema de tasas
diferenciales.
Contribuciones
La
línea moderna de montajes arroja productos a mucha mayor velocidad de la que
Taylor podría haber imaginado jamás. Este milagro de producción es uno de los
legado de la administración científica.
Además, sus
técnicas para la eficiencia han sido aplicadas a muchas organizaciones que no
son industriales, desde los servicios del ramo de la comida rápida, hasta la
capacitación de cirujanos.
Limitaciones
Si bien los métodos de Taylor
produjeron un notable aumento de la productividad y mejores sueldos en una
serie de casos, los trabajadores y los sindicatos empezaron a oponerse a este
enfoque, por temor al hecho de que trabajar más y mayor velocidad agotaría el
trabajo disponible y conduciría a los recortes de personal.
Es más, el sistema de Taylor
significaba, claramente, que los tiempos eran esenciales. Sus críticos se
oponían a las condiciones “aceleradas” que ejercían una presión desmedida en
los empleados para que trabajaran cada vez a mayor velocidad.
La
importancia concedida a la productividad, y por extensión a la rentabilidad,
hizo que algunos gerentes explotaran a los trabajadores y clientes. En consecuencia
aumento la cantidad de trabajadores que se sindicalizaron y que, con ello,
reforzaran el patrón de suspicacia y desconfianza que ensombreció las
relaciones obrero – patronales durante muchos decenios.
Henry L. Gantt (1861 – 1919)
Henry L.
Gantt un ingeniero mecánico al igual que Taylor , se le unió en la Midvale
Steel Company en 1887. Lo acompañó en sus diversos trabajos hasta 1901, cuando
formó sus propia empresa de consultoría en ingeniería. Aunque apoyo
vigorosamente las ideas de Taylor y realizó mucho trabajo de consultoría en la
selección científica de los trabajadores y el desarrollo de sistemas de
incentivos mediante bonos.
Gantt abandono el sistema de tasas
diferenciales porque consideró que ere fuente de muy poca motivación y, a
cambio, presentó otra idea. Cada uno de
los trabajadores que terminará la porción de trabajo diaria que se le hubiera
asignado, obtendría una bonificación de 50 centavos. Además, aumentó otro
aliciente. El supervisor obtendría una bonificación por cada uno de los
trabajadores que cumpliera con la ración diaria, más otro bono extraordinario
si todos los trabajadores lo hacían. Según Gantt, esto motivaría que los
supervisores prepararan a sus trabajadores para desempeñar mejor su trabajo.
El avance de cada uno de los trabajadores era calificado públicamente y
registrados en las comunas individuales de la gráficas, en negro cuando el
trabajador llegaba al parámetro y en rojo cuando no lo hacían. Además, Gantt
fue el iniciador de las gráficas para calendarizar la producción; la “gráfica
de Gantt” se sigue usando en nuestros días. De hecho, está traducida a ocho
idiomas y se usa en todo el mundo. Desde la década de 1920, se usa en Japón,
España y la Unión Soviética. Además, sentó las bases en dos instrumentos para
graficar, que fueron inventados para ayudar a planificar, administrar y
controlar organizaciones complejas: el Método fe la Ruta Crítica (CPM por sus
siglas en inglés), inventado por Du Pont y la Técnica para Revisión y
Evaluación de Programas (PERT por sus siglas en inglés), desarrollados por la
Armada de Estados Unidos. El Lotus 1-2-3 también es una aplicación creativa de
la gráfica de Gantt.
Frank y William
Gilbreth
El famoso equipo de los esposos Frank
y William Gilbreth también respaldó y ayudó vigorosamente al desarrollo de las
ideas de Taylor. Frank Gilbreth renunció a la universidad para convertirse en
un albañil a la edad de 17 años en 1885; diez años después ascendió al puesto
de superintendente jefe de una empresa constructora y poco después se convirtió
en contratista independiente. Durante este período y bastante
independientemente del trabajo de Taylor, se interesó en los movimientos desperdiciados en el trabajo; al reducir de
18 a 5 número de los movimientos necesarios para colocar ladrillos, hizo
posible duplicar la productividad de un albañil sin necesidad de un esfuerzo
mayor. Pronto su empresa constructora se dedicó principalmente a la consultoría
sobre el mejoramiento de la productividad humana. Después de conocer a Taylor en 1907, combinó
sus ideas con las de éste para poner en práctica la administración científica.
Para llevar a cabo su trabajo, Frank
Gilbreth contó con la gran ayuda y el respaldo se su esposa William. Ella fue
una de las primeras psicólogas industriales y recibió su doctorado en esta
disciplina en 1915, nueve años después de su matrimonio y durante el período en
que se dedicó a procesar y educar a sus célebres 12 hijos, que más tarde se
hicieron famosos por el libro y la película Cheper by the Dozen. Después de la
repentina muerte de su esposo en 1924, se hizo cargo de su negocio de
consultoría y fue muy aclamada como la “primera dama de la administración”
durante toda su larga vida que terminó en 1972, a la edad de 93 años.
Los Gilbreth fueron los primeros en utilizar
películas de movimiento para estudiar los movimientos corporales y manuales.
Inventaron un micro-cronómetro que registraba el tiempo a 1/2000 de segundos,
los colocaban en el campo de estudio que estaban fotografiando, y así
determinaron cuánto tiempo se tardaba un obrero para llevar a cabo cada
movimiento. Así se podían identificar y eliminar los movimientos inútiles que
no se percibían a simple vista. Los Gilbreth diseñaron a su vez un sistema de
clasificación para darle nombre a 17 movimientos básicos manuales que ellos
llamaron therbligs (“Gilbreth” escrito de derecha a izquierda con la “th”
traspuesta). Esto le permitía a los Gilbreth analizar con mayor precisión los
electos exactos de los movimientos manuales de cualquier obrero.
Movimientos elementales (Therbligs)
1.
Buscar
2.
Escoger
3.
Pegar
4.
Transportar desocupado
5.
Transportar cargado
6.
Posicionar (colocar en posición)
7.
Ubicar previamente (preparar para colocar en
posición)
8.
Unir (juntar)
9.
Separar
10.
Utilizar
11.
Descargar
12.
Inspeccionar
13.
Asegurar
14.
Esperar inevitablemente
15.
Esperar cuando es evitable
16.
Reposar
17.
Planear
El interés de William Gilbreth por los
aspectos humanos del trabajo y el interés de su esposo por la eficiencia (la
búsqueda de la mejor forma de hacer una tarea determinada) dieron lugar a una
rara combinación de talentos. Frank Gilbreth insistió en que en la aplicación
de los principios de la administración científica, en primer lugar es necesario
considerar a los trabajadores y comprender sus personalidades y necesidades.
También resulta interesante que los Gilbreth llegaran a la conclusión de que no
es la monotonía del trabajo lo que ocasiona tanto descontento en el trabajador
sino, más bien, la falta de interés de la administración por los trabajadores.
Teoría clásica de la organización
La administración científica se
preocupó por elevar la productividad de la fábrica y el trabajador individual.
La teoría clásica de la organización surgió de la necesidad de encontrar
lineamientos para administrar
organizaciones complejas.
Henry Farol
Henry Farol (18441 – 1925) suele ser
recordado como el fundador de la escuela clásica de la administración, no
porque fuera el primero en estudiar el comportamiento gerencial, sino porque
fue el primero en sistematizarlo. Farol pensaba que las prácticas
administrativas aceptadas siguen ciertos patrones, los cueles se pueden
identificar y analizar. A partir de esta premisa básica, trazó el proyecto de
una doctrina congruente de la administración, la cual sigue conservando mucha
fuerza hasta la fecha.
Farol se
parece mucho a Taylor, su contemporáneo, por su fe en los métodos científicos.
Sin embargo, Taylor se interesaba primordialmente por las funciones de la
organización , mientras que Farol se interesaba por la organización total y se
enfocaba hacia la administración, que, en su opinión, era la operación
empresarial más descuidada. Antes de Farol, en general, se pensaba que los
“gerentes nacen, pero no se hacen”. No obstante, Farol insistía en que la
administración era como cualquier otra habilidad, que se podría enseñar una vez
se entendieran sus principios fundamentales.
Los 14
principios de la administración de Farol:
1. División
del trabajo: cuanto más se especialicen las personas, tanto mayor será la
eficiencia para realizar su trabajo. El epítome de este principio es la línea
de montaje moderna.
2. Autoridad: los gerentes deben guiar
órdenes para que se hagan las cosas. Aunque su autoridad formal les otorgue el
derecho de mandar, los gerentes no siempre lograran la obediencia, a no ser que
también tengan autoridad personal (por ejemplo, la experiencia pertinente).
3. Disciplina: los miembros de una
organización tienen que respetar las reglas y los acuerdos que rigen a la
organización. Según Farol, la disciplina es resultado de líderes buenos en
todos los estratos de la organización, acuerdos justos (como las disposiciones
para recompensar resultados extraordinarios) y sanciones impuestas, con buen
juicio, a las infracciones.
4. Unidad de mando: cada empleado debe
recibir instrucciones de una sola persona. Farol pensaba que si un empleado
dependía de más de un gerente, habría conflictos en las instrucciones y
confusión con la autoridad.
5. Unidad de dirección: las
operaciones de la organización con el mismo objetivo deben ser dirigidas por un
solo gerente y con un solo plan. Por ejemplo, el departamento de personal de
una empresa no debe tener dos directores, cada uno con una política diferente
de contratación.
6. Subordinación del interés
individual al bien común: en cualquier empresa, los intereses de los empleados
no deben tener más peso que los intereses de la organización entera.
7. Remuneración: la retribución del
trabajo realizado debe ser justa para empleados y empleadores.
8. Centralización: al reducir la
participación de los subordinados en la toma de decisiones se centraliza; al
aumentar su papel en ella se descentraliza. Farol pensaba que los gerentes
deben cargar con la responsabilidad última, pero que al mismo tiempo deben
otorgar a sus subalternos autoridad suficiente para realizar su trabajo
debidamente. El problema radica en encontrar el grado de centralización
adecuado para cada caso.
9. Jerarquía: la línea de autoridad de
una organización, en la actualidad representadas por casillas y líneas bien
definidas del organigrama, sigue un orden de rangos, de la alta gerencia al
nivel más bajo de la empresa.
10. Orden: los materiales y las
personas deben estar en el lugar adecuado en el momento indicado. Las personas,
sobre todo, deben realizar los trabajos u ocupar los puestos más adecuados para
ellas.
11. Equidad: los administradores deben
ser ambles y justos con sus subordinados.
12. Estabilidad del personal: las
tasas elevadas de rotación de empleados socavan el buen funcionamiento de la
organización.
13. Iniciativa: los subordinados deben
tener libertad para concebir y realizar sus planes. Aun cuando se puedan
presentar algunos errores.
14. Espíritu de grupo: cuando existe
el espíritu de grupo la organización tendrá una sensación de unión. Según Farol,
incluso los pequeños detalles podrían alentar el espíritu. Por ejemplo, sugería
que se usara la comunicación oral, en lugar de la comunicación formal escrita
siempre que fuera posible.
Max Weber
El sociólogo alemán Max Weber (1864 – 1920), pensando que toda
organización dirigida a alcanzar metas, y compuesta por miles de individuos,
requería un estrecho control de sus actividades, desarrolló una teoría de la
administración de burocracias que subrayaba la necesidad de una jerarquía
definida en términos muy estrictos y regida por reglamentos y líneas de
autoridad definidos con toda claridad. Consideraba que la organización ideal
era una burocracia con actividades y objetivos establecidos mediante un
razonamiento profundo y con una división del trabajo detallada explícitamente.
Weber también pensaba que la competencia técnica tenía gran importancia y que
la evaluación de los resultados debería estar totalmente fundamentada en los
méritos.
Se piensa que las burocracias son organizaciones vastas e impersonales,
que conceden más importancia a la eficiencia impersonal que a las necesidades
humanas. Weber como todos los teóricos de la administración científica,
pretendía mejorar los resultados de organizaciones importantes para la
sociedad, haciendo que sus operaciones fueran predecibles y productivas. Si
bien ahora concedemos tanto valor a las innovaciones y la flexibilidad como a
eficiencia y la susceptibilidad al pronóstico, el modelo de la administración
de burocracias de Weber se adelantó, claramente, a las corporaciones
gigantescas como Ford. Weber pensaba que el patrón particular de relaciones que
presentaba la burocracia era muy promisorio.
Mary Parker Follett
Mary Parker Follett (1868 – 1933), fue
una de las creadoras del marco básico de la escuela clásica. Además, introdujo
muchos elementos nuevos, sobre todo en el campo de las relaciones humanas y la
estructura de la organización. En este sentido, fue la iniciadora de tendencias
que se desarrollarían más en las nacientes escuelas de las ciencias del comportamiento
y la administración.
Follett
estaba convencida de que ninguna persona podría sentirse completa a no ser que
formara parte de un grupo y que los humanos crecían gracias a sus relaciones
con otros miembros de las organizaciones. De hecho, afirmaba que la
administración era “el arte de hacer las cosas mediante personas”. Partía de la
premisa de Taylor, en el sentido de que los obreros y los patrones compartían
un fin común como miembros de la misma organización, pero pensaba que la
diferencia artificial entre os gerentes (que giraban las órdenes) y los
subordinados (que aceptaban las órdenes) oscurecía su asociación natural. Creía
firmemente en la fuerza de grupo, en el cual los individuos podían combinar sus
diversos talentos para lograr algo mayor. Es más, el modelo de control
“holístico” de Follett no sólo toma en cuenta a las personas y los grupos, sino
también las consecuencias de factores del entorno, como la política, la
economía y la biología.
El modelo de Follett fue un importante
antecedente del concepto de que la administración significa algo más que lo que
ocurre en una organización cualquiera. Follett, al incluir explícitamente el
entorno de la organización en su teoría, preparó el camino para que la teoría
de la administración incluyera una serie más amplia de relaciones, algunas
dentro de la organización y otras más allá de sus fronteras.
Chester I. Barnard
C
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Chester I. Barnard (1886 – 1961),
introdujo elementos a la teoría clásica que serían desarrollados por escuelas
posteriores. Barnard, que asumió la presidencia de Bell del Nueva Jersey en
1927, aprovechó su experiencia laboral y sus vastos conocimientos de sociología
y filosofía para formular teorías sobre las organizaciones. Según Barnard, las
personas se reúnen en organizaciones formales para alcanzar fines que no pueden
lograr trabajando solas. Sin embrago, mientras persiguen las metas de la
organización, también deben satisfacer sus necesidades individuales. Así,
Barnard llegó a su tesis principal: una empresa sólo podrá funcionar en forma
eficiente y las necesidades de los individuos que trabajan en ella. Así,
Barnard estaba estableciendo el
principio de que la gente puede trabajar con relaciones estables y benéficas,
para las dos partes, con el tiempo.
El hecho de que Bernard reconociera la
importancia y la universalidad de la “organización informal” significó una
contribución importantísima para el pensamiento de la administración.
Barnard pensaba que los fines
personales podrían guardar equilibrio con los de la organización si los
gerentes entendían la zona de indiferencia de los empleados; es decir, aquello
que los empleados harían sin cuestionar la autoridad del gerente.
Evidentemente, cuanto mayor la cantidad de actividades que cupieran dentro de
la zona de indiferencia de los empleados (lo que aceptaría el empleado), tanto
mayor la cooperación y la ausencia de problemas en una organización. Barnard
también pensaba que los ejecutivos tenían la obligación de imbuir en sus
empleados un sentimiento a favor de fines morales. Para ello, tendrían que
aprender a pensra en forma que trascendiera su estrecho interés, para
establecer un compromiso ético con la sociedad. Aunque Bernard habló de la
importancia de los gerentes ejecutivos, también prestó bastante atención al
papel del trabajador individual “como factor estratégico básico de la
organización”. Al ir más allá y establecer que la organización es una empresa
en la que cooperan individuos que trabajan reunidos en forma de grupos, montó
el escenario para el desarrollo de gran parte del pensamiento actual de la
administración.
La escuela conductista
La escuela
conductista surgió, en parte, debido a que el enfoque clásico no lograba
suficiente eficiencia productiva ni armonía en el centro de trabajo. Para
frustración de los gerentes, las personas no siempre seguían los patrones de
conducta pronosticados o esperados. Por lo tanto, aumentó el interés por ayudar
a los gerentes a manejar con más eficacia el “lado personal” de sus
organizaciones. Varios teóricos trataron de reforzar la teoría clásica de la
organización con elementos de la sociología y la psicología.
Elton
Mayo
Elton
Mayo (1880 – 1949) y algunos compañeros de Harvard, entre ellos Fritz J.
Roethlisberger y William J. Dickson iniciaron su participación en la serie de
estudios realizados en Western Electric Company entre 1924 y 1933, los cuales
con el tiempo se conocieron como “los estudios de Hawthorne, porque muchos de
ellos fueron realizados en la fábrica Hawthorne de Western Electric, cerca de
Chicago. Los estudios de Hawthorne, en un principio, fueron un intento por
investigar la relación entre la cantidad de iluminación en el centro de trabajo
y la productividad de los obreros.
En estos experimentos y otros subsiguientes, Mayo y sus colaboradores
decidieron que una compleja cadena de actitudes afectaba los aumentos de
productividad. Como los grupos pilotos y los de control fueron separados para
darles atención especial, éstos desarrollaron un orgullo de grupo que los llevó
a mejorar sus resultados laborales. Además, la comprensión
de los supervisores reforzó su motivación. Los investigadores llegaron a la
conclusión de que los empleados trabajarían con más tesón si la gerencia se
preocupaba por su bienestar y si los supervisores les prestaban atención
especial. Este fenómeno se conoció, más adelante, como el efecto de Hawthorne.
Como el trato del grupo de control no fue especial en cuanto a supervisión y como
no se mejoraron sus condiciones laborales y,
sin embargo, sus resultados mejoraron, algunos investigadores (incluso
el propio Mayo) especularon que aumento de productividad del grupo de control
se debía a la atención especial que le habían prestado los propios
investigadores.
Los investigadores también llegaron a
la conclusión de que los grupos informales de trabajo (el entorno social de los
empleados) tienen una influencia positiva en la productividad. Muchos de los empleados de Western Electric
opinaban que su trabajo era aburrido y absurdo, pero que sus relaciones y
amistades con sus compañeros, en ocasiones sujetos a la influencia de un
antagonismo compartido contra los jefes, le daban cierto significado a su vida
laboral y les ofrecían cierta protección contra la gerencia. Por tal motivo, la
presión del grupo, con frecuencia, representaba una mayor influencia para
aumentar la productividad de los trabajadores que las demandas de la gerencia.
Así pues, Mayo era de la opinión que
el concepto del hombre social (movido por necesidades sociales, deseoso de
relaciones gratificantes en el trabajo y más sensible a las presiones del grupo
de trabajo que al control administrativo) era complemento necesario del viejo
concepto del hombre racional, movido por sus necesidades económicas personales.
Abraham Maslow y Douglas McGregor
Abraham Maslow y Douglas McGregor,
entre otros, escribieron sobre la superación personal de los individuos. Su
obra engendró nuevos conceptos en cuanto a la posibilidad de ordenar las relaciones para beneficio de
las organizaciones. Además, determinaron que las personas pretendían obtener
algo más que recompensas o placer al instante. Dado que las personas tenían
formas de vida complejas, entonces las relaciones en la organización deberían
sustentar dicha complejidad.
Según Maslow, las necesidades que
quieren satisfacer las personas tiene forma de pirámide. Las necesidades
materiales y de seguridad están en la base de la pirámide y las necesidades del
ego ( por ejemplo, la necesidad de respeto) y las necesidades de
autorrealización (como la necesidad de crecimiento personal y de significado)
están en la cúspide. En general, Maslow sostenía que las necesidades de los
niveles bajos deben quedar satisfechas antes de pasar a satisfacer las necesidades
de los niveles más altos. En la sociedad contemporánea muchas de las
necesidades de los niveles bajos están, normalmente, satisfechas, así que la
mayor parte de las personas están más motivadas por las necesidades de niveles
más elevados como el ego y la superación personal.
McGregor
presento otro ángulo del concepto de la persona compleja. Distinguió dos
hipótesis básicas alternativas sobre las personas y su posición ante el
trabajo. Estas dos hipótesis que llamó la Teoría X y la Teoría Y, adopta posicione
contrarias en cuanto al compromiso de una persona que trabaja en una
organización. McGregor dice que los gerentes de la Teoría X presuponen que es necesario presionar a las
personas constantemente para que se desempeñan más en su trabajo. Por el
contrario, los gerentes de la Teoría Y presuponen que a las personas les gusta
trabajar y consideran, decididamente, que su trabajo es una oportunidad para
desarrollar su talento creativo.
James March y Herbert Simon
James
March y Herbert Simon realizaron una obra
a finales de la década de 1950 donde platearon cientos de proporciones
acerca de los patrones de conducta, sobre todo con relación a la comunicación
en las organizaciones. Su influencia en el desarrollo de la teoría
administrativa posterior ha sido importantísima y permanente, para investigar
en forma científica.
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